Todos los días oímos hablar de crisis; crisis económica, crisis en la política, crisis de valores. Sin embargo, ¿sabemos qué es una crisis y a qué afecta? ¿Somos conscientes de los peligros y las oportunidades que acarrea? Y, sobre todo, ¿tenemos alternativas válidas para superarla?
La palabra “crisis” viene del griego y significa “decisión”. La crisis es el estado que se vive ante una decisión. No se sabe qué decisión tomar o qué elegir. Asimismo es la incertidumbre ante lo que deparará el futuro. En este estado, una persona se siente perdida. No ve salida. Está confusa y nada le cuadra del todo. No sabe qué pensar, cómo actuar ni cómo salir de ahí. Una crisis es una situación difícil, un momento de cambio importante que implica tomar decisiones y asumir sus consecuencias. Cuando una persona vive una situación crítica corre peligro de actuar irreflexivamente y provocarse daños a sí mismo o a otros. Las crisis forman parte de la vida y siempre entrañan un cierto riesgo, una inestabilidad, un punto de inflexión en el devenir. Pero el verdadero peligro consiste en que una crisis se prolongue sin resolverse. La capacidad de elección es la expresión de la libertad. Uno es libre cuando puede decidir sobre su destino. En una crisis se prolonga el estado de indecisión y se bloquea la libertad. El espíritu humano se ve encasillado y sometido a una gran presión. Esto puede provocar una ruptura en la personalidad, de forma que las diferentes opciones, a veces incompatibles, se vivan de forma fragmentada. Es un estado patológico que puede derivar en una psicosis.
Las crisis afectan al individuo y también a la sociedad. Hay decisiones importantes que nos incumben como colectivo y que es preciso resolver. Desde hace tiempo se percibe un clima social alterado. Recordemos, por ejemplo, cómo el descontento con la clase política provocó, entre otras cosas, el movimiento del 15-M o las protestas de los sectores de la educación y la sanidad. Voy a hacer una breve descripción de la situación difícil que vivimos primero en el ámbito cultural y después en el personal.
La cultura es un acto de creación del espíritu humano. La cultura es el cuidado y ennoblecimiento de la Naturaleza. El ser humano tiene la tarea de cultivar y ennoblecer la Naturaleza para convertirla en un paraíso. Esta es la meta de toda cultura. Sin embargo, si contemplamos el estado de la Naturaleza que nos rodea, podemos ver que la cultura actual ha fracasado en su finalidad esencial. La tierra es cada vez menos un paraíso. Se explota el planeta sin medida y se destruye el equilibrio de los ecosistemas básicos hasta el punto que el cambio climático amenaza la vida del futuro. Vemos que existe gran confusión en la educación y en el trato con los niños. Tampoco se sabe qué hacer con los adolescentes. La lucha de sexos entre hombre y mujer enrarece la sociedad. Los seres humanos terminan convirtiéndose en “chatarra vieja” con la edad. Se desconoce la esencia de la enfermedad y cómo combatirla eficazmente a largo plazo. La situación es paradójica en muchos sentidos; nunca ha habido tantos recursos como ahora, mientras una gran parte de la población mundial sufre hambre. Todo el mundo quiere vivir muchos años, pero nadie quiere ser viejo. Todos los países quieren paz, pero siguen produciendo y utilizando material bélico.
Pero ¿Por qué la crisis económica es la más señalada de todas? Pues porque lo material, lo exterior es lo más evidente y además, mucha gente ha basado su forma de vida y su pensamiento en ello: en el dinero, en el poder y en la posición. La crisis económica es el resultado de la decadencia de los valores culturales en la sociedad y del despilfarro creado en la etapa de la prosperidad. Es la punta del iceberg, el aspecto más visible, pero hay mucho más por debajo. La crisis no sólo afecta a la a economía, sino a toda la cultura actual, a la ciencia, la política, la educación, el arte, etc. Es importante abrir los ojos a esta realidad y captarla en toda su dimensión.
La naturaleza del ser humano también se ve empobrecida por la falta de cultivo. Esto es algo que compruebo a diario en mi consulta de Psicólogo profundo. Las condiciones psíquicas del hombre actual son lamentables. Mucha gente descuida de forma imperdonable su vida interior, el desarrollo de su personalidad. El aumento de enfermedades condicionadas psíquicamente es enorme. Ya lo dijo el gran psicólogo Carl Gustav Jung a mediados del siglo pasado: “Las neurosis han aumentado desde que el ser humano ha perdido la relación con lo religioso y seguirán aumentando”. Hasta ahora ha regido una imagen materialista del mundo que excluye las realidades invisibles y, además, se descuida la iniciación en las diferentes etapas de desarrollo de la personalidad, no se prepara a los niños para ser jóvenes ni a los jóvenes para ser hombres o mujeres. Se desprecian valores esenciales para el ser humano como la integridad, el respeto, la felicidad o el amor. En las circunstancias actuales, el hombre es incapaz de gobernarse a sí mismo y al mundo.
Para salir de una crisis es preciso adaptarse a lo nuevo que aparece e integrarlo. La crisis es el estado ante una decisión o un cambio importante que hay que asumir. Por ejemplo, en el desarrollo de la vida del ser humano, todo el mundo conoce la crisis de la pubertad en la transición de la infancia a la adolescencia o la crisis de la mediana edad alrededor de los cuarenta. Si una persona no puede superar estas transiciones y se queda estancada en la crisis, en la indecisión ante el desarrollo esencial de su vida, corre el peligro de enfermar de una psicosis. Su personalidad se quedará debilitada debido a la crisis no superada. Será inestable y propensa a posteriores crisis en cuanto vuelva a aparecer en su vida el antiguo problema sin solucionar o algo nuevo desconocido.
La psicosis es una escisión de la personalidad producida por una crisis sin resolver. El psicótico o esquizofrénico es incapaz de decidirse y nada perpetuamente entre dos o más aguas. Va de una a otra sin control ni sentido y de una persona así decimos que está loca. Nuestra sociedad está en peligro de volverse loca si no lo remediamos, si no asumimos un cambio de valores y de imagen del mundo que incluya todos los aspectos de la realidad. No se puede nadar y guardar la ropa. Es preciso decidirse y la decisión es salir de la vieja cultura equivocada y vivir una nueva cultura, cambiar la caduca imagen materialista del mundo por una imagen completa de la realidad.
En el próximo artículo echaremos un vistazo a esa nueva cultura y a esa nueva imagen del mundo que puede abrirnos las puertas de nuestro futuro como individuos y como sociedad.
© Francisco Llorente 2015
Me ha gustado el artículo Francisco,además me ha ayudado y tocado especialmetne porque es lo que he estudiado en este semestre.
Breve pero conciso.¡Enhorabuena!
Mª José.
Lo cierto es que la mayoría de personas nos asustamos cuando se menciona la palabra crisis, sin embargo en cada situación de indecisión e incertidumbre, siempre se esconden muchas oportunidades de cambios, modificar conductas, tener una mente más abierta, usar la creatividad, etcétera. La vida tiene retos permanentes y debemos aprender a enfrentarlos.